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Como la mayoría de los inventos, la idea de crear una caja registradora surgió ante una adversidad. Fue James Ritty, dueño de un bar en Estados Unidos al estilo de las películas de vaqueros quien diseñó la primera caja registradora para evitar que sus empleados le siguieran robando dinero. Con la ayuda de su hermano John, patentó el “Cajero incorruptible de Ritty”, en 1883.
A pesar de su prometedor nombre, la caja registradora de los hermanos Ritty era una sencilla caja mecánica sin recibos en la que los empleados debían registrar cada transacción.
Un elemento particular que implementaron los Ritty y que se mantiene hoy en día en muchas de las cajas registradoras, fue añadir el sonido de una campana cada vez que se abría el cajón con el dinero en efectivo. De esta manera, el gerente del establecimiento era alertado cuando se producía una venta.
Rápidos avances de la caja registradora
Poco tiempo después, los derechos del “Cajero incorruptible de Ritty” fueron vendidos Jacob H. Eckert, fundador de National Manufacturing Company, la primera empresa de cajas registradoras en el mundo, que luego pasó a manos de John H. Patterson, quien rebautizó la compañía con el nombre de National Cash Register.
Con la intención de mejorar la efectividad de la caja registradora, Patterson incorporó un rollo de papel que registraba las ventas, creando así por primera vez el ticket o recibo.
La empresa continuó añadiendo mejoras y en 1906 el ingeniero Charles F. Kettering le agregó un motor para aumentar la velocidad de las impresiones. Sin embargo, la caja registradora seguía siendo bastante aparatosa, así como también muy costosa.
A pesar de estas características, las cajas registradoras de National Cash Register comenzaron a ganar bastante popularidad desde entonces y a venderse en países de todo el mundo, adaptadas a la moneda de cada región. Así ocurrió a pesar de las reticencias iniciales entre algunos propietarios y empleados, los primeros por la costosa inversión que debían realizar y los segundos por considerar que se ponía en duda su honradez.
Por otro lado, el uso de una caja registradora comenzó a ser sinónimo de prestigio y distinción. Algunos modelos, incluso, destacaban por sus vistosos acabados y llegaron a ser diseñados por la casa de joyería Tiffany & Co., por lo que no solo eran un utensilio comercial, sino también decorativo.
Unión de la caja registradora con software POS
Con la llegada de los ordenadores, en 1970 las cajas registradoras comenzaron a ser digitalizadas, un gran cambio que sumado al surgimiento de algunos software de punto de venta (POS), les permitió a los establecimientos ofrecer un servicio mucho más innovador y funcional.
Sin duda alguna, desde su invención hace más de un siglo las funciones de la caja registradora no han parado de evolucionar. A partir del año 2000, finalmente las empresas fabricantes de cajas registradoras pudieron utilizar la tecnología digital y el internet para almacenar información importante y al mismo tiempo reducir los equipos necesarios para su funcionamiento.
Es así como hoy en día algunos modelos de cajas registradoras cuentan con funciones súper útiles como reportes de ventas, control de inventarios y reportes mensuales.
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Excelente Articulo